lunes, 15 de septiembre de 2014

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 PARA QUE SIRVE LA MUSICA??

¿Se lo han preguntado alguna vez?

Muy probablemente les vengan a la mente dos repuestas: Sirve para entretenerse, Sirve para bailar. Ambas respuestas son válidas pero no son únicas. Trataremos de ampliar la respuesta.
Recordemos que la música ha estado ligada al ser humano desde sus orígenes. Desde el momento en que alguien en alguna cueva comenzó a golpear de manera repetitiva y constante un tronco o una roca Si se fijan ésta situación se revive cada que un bebé se divierte al golpear sus juguetitos.
Hablando de bebés podemos remitirnos al momento en que la madre le canta para tranquilizarlo y que éste duerma. De ahí vamos al  Kinder cuando cantamos todos para aprender las letras o los números. El cantar es una ampliación de nuestro lenguaje hablado, cantamos en la regadera, los cumpleaños, cantamos en los partidos de futbol. La música está presente en los eventos sociales de gala: Bodas, graduaciones e incluso en los funerales.

La música está en todas partes en todo momento. Con esto ya sabemos que: No es sólo para entretenerse ni  es solo para bailar.

Es evidente que la música nos conduce a diferentes estados de ánimo. Desde la antigüedad se usa en ceremonias espirituales, desde las danzas apaches hasta las misas católicas, lo mismo la usan budistas que hinduistas. Qué decir de los grupos religiosos cristianos de reciente aparición que incorporan géneros populares desde el ranchero hasta el Heavy Metal.
Porque la música nos lleva a otros mundos, literalmente. Cada pieza musical ó rola es un boleto de viaje a distintos sitios.
Esos lugares no sólo varían en espacio sino también en tiempo. La música nos lleva a distintos momentos de nuestra vida. Tan es así que a veces en que llegamos a apreciar algunas canciones más por lo que nos evoca que por su contenido musical. Igual nuestro primer beso que nuestra primera borrachera con los cuates.
Ahora bien, para algunas personas el viajar no es suficiente, a veces queremos conducir el vehículo. En esos casos además de además de escuchar nos volvemos creadores de la música.
Entendamos que la música es una obra de arte que existe únicamente en el momento en que se interpreta o reproduce en una grabación. Por eso cuando tocamos música nos volvemos co-creadores junto al autor de la obra. El compositor es el ingeniero de vuelo y  nosotros los pilotos.
Con esto queda clara la función del músico de compartir su arte con otros y a su vez cautivar y/o entretener.
Sin embargo el músico también se enriquece como ser humano. De múltiples formas:
A nivel corporal, desarrolla destrezas de coordinación visual-motriz.
En lo auditivo aprende a acostumbrarse a los sonidos que convencionalmente conocemos como notas.
La memoria se ejercita en el momento de recordar una pieza determinada.
Las posibilidades de ejecución de un instrumento musical son tan amplias que nunca terminamos de aprender a tocarlo por lo que se vuelve una fuente de constante experimentación.
La música requiere de disciplina y paciencia (sobre todo a quienes nos gusta ver resultados inmediatos), esa disciplina  puede aplicarse para aprender cosas que resulten complicadas en determinado momento, las matemáticas por ejemplo.
En el momento en que sé es parte de un ensamble musical, el trabajo en equipo cobra su máximo significado. Cada elemento tiene una función que cumplir, la música no funciona cuando un instrumento busca destacar. Las mejoras bandas ven en función del grupo, no hay lugar para egos.
La música es una actividad en la que nunca se logra la perfección total, el camino del músico es un proceso de mejora continua. Esto es reflejo de nuestra naturaleza humana y aquí cabe esa vieja frase: “El ser humano no es perfecto, sin embargo es perfectible”.
Por último, la música nos permite expresar emociones de forma tal que a veces las palabras se quedan cortas. Todo cabe en la música: amor, odio, alegría, ira, dulzura, sexo.
La música es un viaje, es un juego, es una manera de llegar a aquello que el ojo no alcanza a percibir.

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